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viernes, 30 de abril de 2010

Un padre en el parto: ¡qué desastre!

Un padre en el parto: ¡qué desastre!

Ahora entiendo que haya papás que, aún pudiendo participar en el parto de su hijo, prefieran abstenerse de tal acontecimiento. Recientemente, me han contado una situación realmente cómica: un conocido me contó la aventura vivida en el parto de su esposa. Este papá decía: mi presencia se convirtió en una serie de despropósitos, creo que estoy fichado en la maternidad como sujeto "non grato".

A veces la voluntad y el amor de muchos padres van muy por delante de su disposición natural. Este papá sabía de su aversión a la sangre y, si algo hay en un parto, es toda serie de fluidos y sobre todo sangre. En el paritorio todo iba bien hasta que comenzó el parto activo, el pobre papá comenzó a sudar de la tensión y, al poco, las enfermeras tuvieron que derivar su atención en él, ya que preso de horror se puso malísimo: vomitó y se desmayó, dejando a todo el personal médico presente en el parto perplejo ¡menuda situación!

Un padre en el parto: ¡qué desastre!

Bueno, en estos casos creo que es muy comprensible que la mujer no desee la presencia de papá de su hijo, aunque desde luego es una anécdota para recordar toda la vida. ¡Con razón me decía mi ginecólogo que si los hombres tuvieran que parir, se hubiera acabado hace mucho tiempo la humanidad! Fuera de bromas, los papás no demuestran el buen ejercicio de su paternidad en el paritorio, tendrán otras muchas oportunidades para ejercerla.

La vivencia del parto para cada persona es única; a mí el parto siempre me ha parecido un momento especialísimo pese a las contracciones, la sangre y la preocupación por que todo vaya bien. No me hubiera cambiado por ser espectadora en lugar de protagonista. Pero igualmente, debemos entender lo que puedan sentir otros papás.

Debemos tener en cuenta que no podemos presionar al padre a que asista al parto, si él no está absolutamente convencido de querer hacerlo o poder soportarlo, ya que nos podemos ver en una situación algo incómoda en que incremente todavía más la ansiedad en esta intensa vivencia de dar a luz un hijo.

Patro Gabaldón. Redactora de GuiaInfantil.com

viernes, 9 de octubre de 2009

CUANDO LOS HIJOS CRECEN...

Cuando los hijos crecen...


Los que tenemos hijos, sabemos lo rápido que crecen, un día los miramos y nos damos cuenta de que el tiempo ha pasado, que ya no son los niñitos que siempre queremos ver, se presentan con problemas normales de su edad, pero nosotros los padres, nos negamos o no queremos aceptar que ya quieren tener su vida, muchas veces por protegerlos , sin pararnos a pensar, que un día, nosotros también pasamos por la misma situación, y que afortunadamente, encontramos en nuestros padres la comprension que buscabamos.
Se nos hace difícil aceptar que alguien entrara en su vida, y que poco a poco se irán independizando, dejandonos una sensacion de vacío, de que alguien extraño para nosotros sea el centro de su vida.
Pero en realidad, lo único que buscan es su felicidad, como nosotros la buscamos.
Escuchen la letra de esta canción de hace muchos años, y que nos dirá que las historias se repiten.

Letra de la canción:
Señor, perdone mi valor
disculpe esta tensión
olvide estos nervios
no sabe quien soy
escúcheme señor
será sólo un momento

Señor, su hija es todo en mi
la fuerza de luchar
tranquilidad, angustia
mi razón de ser
por favor señor
no la aparte de mi

Aun siendo su hija
la vida es de ella
y ella me quiere

Acuérdese de ayer
cuando era usted más joven que también buscó
rincones escondidos para hablar de amor
usted tambíen huía de un señor

Y debe comprender
la historia se repite y su niña de ayer
también tenía un padre que supo entender
por eso señor mío, compréndame

Señor, ya es tiempo de aclarar
que no puedo seguir
jugando a ese juego que siempre es igual
por favor señor no pretendo enseñarle
Aun siendo su hija
la vida es de ella
y ella me quiere

Acuérdese de ayer
cuando era usted más joven que también buscó
rincones escondidos para hablar de amor
usted tambíen huía de un señor

Y debe comprender
la historia se repite y su niña de ayer
también tenía un padre que supo entender
por eso señor mío, compréndame


Señor, compréndame