viernes, 30 de abril de 2010

Un beso, el mejor regalo para mamá

Un beso, el mejor regalo para mamá

Una de las mejores expresiones de amor son los besos. A todos nos viene a la mente, el primer beso, los besos de cine, los besos románticos, los besos de los enamorados, los besos de amistad, los besos de respeto... y, naturalmente, los besos de nuestros hijos.

Los besos infantiles son para sus padres todo dulzura y sinceridad. Los besos de nuestros hijos son muy elocuentes, con un sencillo acto nos dicen muchas cosas: "mamá, te quiero", "mamá, me siento feliz", "mamá, gracias", "mamá, perdóname"... Y nosotras morimos por un beso de nuestro hijo; no hay gesto arrugado que pueda evitar transformarse en sonrisa, ni ojos que no se iluminen. Lo niños no necesitan decirnos más, sólo un beso basta para hacernos feliz, para reponer las fuerzas, para reafirmarnos en nuestra maternidad.

Un beso, el mejor regalo para mamá
El beso es una muestra espontánea de amor, su solicitud puede ser para ellos un juego más ¿por qué no jugar con ellos a robarles los besos, a adivinar los distintos sabores de sus labios en nuestras mejillas, a dar y recibir un leve besito de mariposa con el aleteo de las pestañas, el besito de puntita de nariz de los esquimales...? incitemos a nuestros hijos a mostrar su cariño con los besos. A mí me encanta decirle a mi pequeño: "Dame un beso ahora mismo" y él corre presuroso, bien para dármelo o bien para escaparse de que yo se lo dé. Otras veces, se ponen a la cola para besarme y que yo pueda adivinar si sus besos saben a caramelo de fresa, vainilla, chocolate o menta.

Hace unos meses vi en la televisión, el testimonio de una joven madre con dos hijos, contaba con lágrimas en los ojos las terribles peripecias de su vida: su gran dificultad económica tras el abandono de su pareja, su desesperación ante no tener un techo y no poder dar ni siquiera lo más necesario a sus hijos. Contemplar aquella escena me conmovió realmente; pese a su juventud, era una mujer que había sufrido mucho, la tristeza de sus ojos delataba la realidad de su relato. Al verla me sentí con el corazón en un puño, pensé que si no hubier tenido hijos, todo sería más fácil para ella...
...eso pensaba hasta que, por primera vez, ante un beso de consuelo y comprensión de sus hijos, ella sonrió (fue la única ocasión en la que su rostro tenía serenidad). Fue ahí cuando me di cuenta que los trabajos de esta joven en la vida tomaban sentido cuando se fueron recompensadas, al menos, con el beso de gratitud y amor de sus pequeños hijos.

Sentir un beso espontáneo de consuelo, de amor sincero, de alegría es un regalo irresistible para cualquier madre. Los besos entre padres e hijos son un idioma único y alimento para el corazón: ¡comámonos a besos a nuestros pequeños!

¡Muchas felicidades a todas las mamás en su día en donde se encuentren. Se merecen muchos, pero que muchos besos...

Patro Gabaldón. Redactora de GuiaInfantil.com

LA DICHA DE SER MADRE...

¿Por qué has decidido ser madre?

Es interesante respondernos a nosotras mismas el porqué tomamos ciertas decisiones en nuestra vida, por qué ante un cruce de caminos, elegimos uno y no otro. El camino a la maternidad es un camino muchas veces pedregroso, y, sin embargo, no dudamos en escogerlo descartando caminos aparentemente más cómodos o amplios.

Casi todas las personas somos reticentes a los cambios y, sin embargo, no dudamos en optar por la maternidad o paternidad que resulta uno de los cambios más radicales para una pareja. Quizás algunas mujeres no se lo plantean si quiera, simplemente aceptan y acogen la vida que se les ha regalado, la maternidad supone para ellas un dictado natural al que estamos llamadas las mujeres; otras más reflexivas, sopesan prudentemente sus capacidades o los pros y contras de traer un niño al mundo. Y, aunque hay mujeres que no están llamadas a la maternidad o la familia, la gran mayoría aspiramos a ser madres, al menos algún día (dependerá de las circunstancias particulares).

¿Por qué has decidido ser madre?

Tengo una amiga que estudia ginecología, que me comentó que desde el aspecto puramente anatómico una mujer alcanza su desarrollo completo con la maternidad, el pecho de la mujer, en concreto, logra su total potencial con la maternidad ¿curioso, no? Pero dejando fuera aspectos físicos, la maternidad supone una plenitud total para muchas mujeres, su hijo se convierte en una de las personas más importantes para poder donarse, persona en la que proyectar sus sueños y ambiciones, en la que verter muchos de sus afanes. Su hijo es el fruto más personal y dulce de su existencia, es que les impulsa a vivir y luchar, es la obra maestra de su vida.

No hace mucho vi un programa en la tele sobre una familia numerosa y, en la entrevista que le hicieron a los papás, escuché una frase que me encantó. El periodista preguntó al papá por qué tenía tantos hijos con el sacrificio que eso supone, y él contestó brevemente: "La vida consiste en dar la vida". Las madres vivimos dando la vida a nuestros hijos, cuidándoles, guiándoles, amándoles... Tener un hijo nos hace mejores personas en tanto que nos obliga a ser generosos, a darnos constantemente, a superarnos sin descanso, a abrirnos a los demás...

Pero en el camino, no sólo hay sacrificio y donación forzosa, ¿verdad que también recogemos muchas perlas de nuestros hijos? Dar la vida nos hace partícipes de la creación, supone un gran entusiasmo y una gran recompensa. Las mamás tenemos el premio de la satisfacción y la felicidad que nos da tener el honor de ser madre de alguien.
Y tú ¿por qué has querido ser madre?

Patro Gabaldón. Redactora de GuiaInfantil.com

Un padre en el parto: ¡qué desastre!

Un padre en el parto: ¡qué desastre!

Ahora entiendo que haya papás que, aún pudiendo participar en el parto de su hijo, prefieran abstenerse de tal acontecimiento. Recientemente, me han contado una situación realmente cómica: un conocido me contó la aventura vivida en el parto de su esposa. Este papá decía: mi presencia se convirtió en una serie de despropósitos, creo que estoy fichado en la maternidad como sujeto "non grato".

A veces la voluntad y el amor de muchos padres van muy por delante de su disposición natural. Este papá sabía de su aversión a la sangre y, si algo hay en un parto, es toda serie de fluidos y sobre todo sangre. En el paritorio todo iba bien hasta que comenzó el parto activo, el pobre papá comenzó a sudar de la tensión y, al poco, las enfermeras tuvieron que derivar su atención en él, ya que preso de horror se puso malísimo: vomitó y se desmayó, dejando a todo el personal médico presente en el parto perplejo ¡menuda situación!

Un padre en el parto: ¡qué desastre!

Bueno, en estos casos creo que es muy comprensible que la mujer no desee la presencia de papá de su hijo, aunque desde luego es una anécdota para recordar toda la vida. ¡Con razón me decía mi ginecólogo que si los hombres tuvieran que parir, se hubiera acabado hace mucho tiempo la humanidad! Fuera de bromas, los papás no demuestran el buen ejercicio de su paternidad en el paritorio, tendrán otras muchas oportunidades para ejercerla.

La vivencia del parto para cada persona es única; a mí el parto siempre me ha parecido un momento especialísimo pese a las contracciones, la sangre y la preocupación por que todo vaya bien. No me hubiera cambiado por ser espectadora en lugar de protagonista. Pero igualmente, debemos entender lo que puedan sentir otros papás.

Debemos tener en cuenta que no podemos presionar al padre a que asista al parto, si él no está absolutamente convencido de querer hacerlo o poder soportarlo, ya que nos podemos ver en una situación algo incómoda en que incremente todavía más la ansiedad en esta intensa vivencia de dar a luz un hijo.

Patro Gabaldón. Redactora de GuiaInfantil.com

sábado, 17 de abril de 2010

Hablar con los hijos sobre el abuso sexual

Hablar con los hijos sobre el abuso sexual

Hay temas muy ingratos, pero imprescindibles de tratar, los padres debemos estar muy atentos a los "gritos silenciosos" que nuestros hijos pueden lanzarnos, a evitar peligros y situaciones, a no ponernos una venda ante las sospechas y adelantarnos al daño: defender a nuestros hijos ante cualquier abuso, ya sea por parte de otros niños o de adultos.
Mi pequeño de cuatro años cuando quiere decirme algo, no habla, grita, parece que tiene adosado a su boca un potente amplificador, que atruena a todo el que está a menos de 5 metros. Es frecuente que los niños alcen mucho la voz para hablar, casi se desgañitan, pero, sin embargo cuando, más precisamos escuchar su voz, ellos callan, apagan su sonrisa, esconden su rostro y se avergüenzan. ¡Ahora es cuando deben gritar y pedir auxilio! La mayoría de los abusos sexuales a los niños, se realizan dentro de su mismo ámbito familiar. Pese a que a veces nos pueda parecer inverosímil, los niños no mienten sobre esto, debemos enseñarles a confiar en nosotros, a no ceder a posibles amenazas, a que sepan que podemos hablar de todo con ellos.

Hablar con los hijos sobre el abuso sexual
"Estela, ¡grita muy fuerte!" Es un cuento sobre cómo evitar esta indeseable situación. Cuenta la historia de Estela, una niña a la que como a tantos otros niños le gusta jugar e imaginar, pero, aunque hasta hace poco le gustaba jugar con su tío, ahora le hace cosas que ella no le gustan nada. Su maestra le enseña que debe gritar cuando le pase algo que le desagrade o cuando alguien quiera hacerle daño.

No es fácil abordar y explicar qué es el abuso sexual a nuestros hijos cuando, gracias a Dios, no lo han sufrido o cuando todavía son pequeños para entender algunos aspectos sexuales, pero tenemos que encontrar la ocasión o la excusa para poner sobre aviso a nuestros pequeños.

Quizás un cuento como el de Estela, una noticia, un testimonio o experiencia parecida... son una ocasión que no debemos desperdiciar para hablar con nuestro hijo sobre los peligros a este respecto, para que aprenda a confiar en nosotros y sepa que no debe avergonzarle hablar de temas o vivencias desagradables. Ellos deben comprender que escucharemos sus gritos, que nunca les juzgaremos ni avergonzaremos y siempre les ayudaremos. El abuso sexual a niños es algo absolutamente vejatorio, que les causa grandes daños y que debe ser perseguido con fuerza, y jamás quedar impune. ¡Gritemos contra el abuso a los niños para que todos nos escuchen!